La Borda de Pastores. Un parque de divulgación sobre la ganadería ovina tradicional que ofrece la posibilidad de vivir experiencias únicas en contacto con la naturaleza.
Últimamente, nos está tocando vivir una época algo compleja que está marcando un punto de inflexión en la forma en la que vivimos y nos relacionamos con los demás. Un hecho por el que cada vez somos más los que huimos de las multitudes y buscamos en cualquier remanso de paz el lugar idóneo para invertir nuestro tiempo. Lo que ha impulsado de una forma definitiva el turismo rural como modalidad mucho más sostenible, personalizada y segura de disfrutar. Por ejemplo, durante nuestras vacaciones. Ahora os contaremos, precisamente, el caso de La Borda de Pastores.
¿Os imagináis que la situación que estamos viviendo hubiera sucedido hace 30 años cuando prácticamente solo existía el turismo de masas?
Hace relativamente pocos años, el turismo rural que hoy conocemos solo existía en algunas zonas de los Alpes y la Provenza. Ellos fueron los precursores de un modelo de turismo más sostenible, y en contacto con la naturaleza, que revolucionaría para siempre el ámbito rural. Y que revalorizaría como nunca la producción local o artesana, tanto agroalimentaria como en cualquier otro ámbito.
Esta nueva forma de hacer turismo, a la que cada vez se suman más adeptos, ha actuado de revulsivo económico y social en multitud de zonas rurales que habían sufrido duramente la despoblación durante años. Incluso parece que está revirtiendo ese éxodo desmedido que lleva machacando pueblos desde hace décadas. Ahora, afortunadamente, son muchas las personas de las ciudades que ven una oportunidad en las zonas rurales. Que saben apreciar de verdad la calidad material y humana de estos lugares y que quieren hacer de este entorno su nueva forma de vida.
Turismo rural en el Pirineo oscense
Uno de esos lugares que ha vuelto a la vida tras varios años en desuso es, precisamente, La Borda de Pastores. Una antigua «pardina» situada muy próxima a la localidad oscense de Rapún bajo la atenta mirada de Peña Oroel. Fue rehabilitada preservando el sabor rústico más característico de la zona, así como cuidando al máximo los detalles, tanto del edificio principal; una gran casa tradicional de ganaderos del Pirineo construida en piedra y madera y reconvertida en alojamiento de turismo rural, como del resto de dependencias.
Por si no estáis familiarizados, una pardina es una explotación agrícola y ganadera típica del norte de Huesca que incluye una gran extensión de terreno (bosques, montes, cultivos …), además de varias edificaciones. Las pardinas, habitualmente, están formadas por un edificio central – que históricamente era destinado a vivienda y en el solían vivir una o dos familias – así como otros edificios que estaban destinados a almacenes, corrales, establos, horno, etc. Actualmente, podemos encontrar muchas de ellas en el Pirineo en desuso.
La pardina de Ayés (así se llama la extensión en la que está La Borda de Pastores), aglutina 260 hectáreas de campos y bosques. Un inmenso remanso de paz y tranquilidad donde la flora y la fauna silvestres son las auténticas protagonistas. Eso sí, con permiso de la ganadería ovina que pasta a sus anchas. ¿Este es el turismo rural que estabais buscando? 😉
Unas instalaciones de ensueño
La Borda de Pastores cuenta con un edificio principal que incluye 5 cómodas estancias de turismo rural. Además, tiene un restaurante (bajo reserva) para conocer y disfrutar de la gastronomía más tradicional de la zona. Las migas de pastor y el Ternasco de Aragón IGP a la brasa son los protagonistas principales en esta fiesta.
Esta pardina está planteada como un un parque de divulgación sobre la ganadería ovina tradicional y su rico patrimonio cultural que ofrece la posibilidad de vivir experiencias únicas y diferentes relacionadas con el pastor y su rebaño en contacto con la naturaleza. Todo ello a través de un museo interactivo del ovino, una estancia a modo de “escenario” de cartón piedra que representa la plaza de un pueblo o los eventos que se celebran para dar a conocer la vida de los pastores, sus tradiciones y la gastronomía local.
A los mandos de este lugar están Teresa y Vicente, dos extraordinarias personas que seguro harán de vuestra estancia una experiencia única.
Quizá la próxima vez que busquéis un alojamiento de turismo rural en el Pirineo oscense os acordáis de esta entrada. En ese caso, ya nos contaréis vuestra experiencia. 😉