Esta semana os animamos a visitar Huesca, una provincia con una magia especial que os sorprenderá por sus historias y sus leyendas, sus paisajes, sus pueblos de película y una gastronomía para envidiar. ¿Nos acompañáis en esta aventura?
Huesca tiene una magia especial. Es un territorio de grandes contrastes con una larga herencia de historias y leyendas que han quedado plasmadas en sus pueblos y en sus gentes. Es una provincia cargada de tradición que nunca ha dejado de sorprender.
Muchos son los capítulos de la historia que se han escrito en esta tierra. Una tierra habitada por muchas civilizaciones – desde el neolítico – cuya capital ha recibido nombres como Bolskan, Osca, Wasqa o Huesca.
Tras los íberos y su Bolskan llegaron los romanos, que denominaron a la ciudad de Huesca como Osca, para luego bautizarla con el nombre Urbs Victrix Osca (Huesca, Ciudad Victoriosa), tras el apoyo de sus gentes a las legiones romanas en la batalla de Lérida. Los Visigodos mantuvieron el nombre romano hasta la llegada de los musulmanes, que lo cambiaron a Wasqa. A final del siglo XI, Pedro I de Aragón conquistó la ciudad y recupero el nombre de Osca y, un poco más tarde, se empezó a generalizar entre sus gentes el nombre actual.
Huesca ha sido una provincia de Reyes. En dos de sus lugares más emblemáticos descansan los restos de los cinco primeros reyes de la Casa de Aragón.
Monasterio de San Juan de la Peña: Situado en la localidad oscense de Santa Cruz de la Serós, es el lugar donde descansan los cuerpos de los Reyes Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I. Este monasterio es, sin duda, una joya del patrimonio aragonés. Lo forman dos partes:
- Real Monasterio de San Juan de la Peña (Monasterio Viejo). Levantado en la época medieval, destacan la iglesia prerrománica, las pinturas de San Cosme y San Damián (siglo XII), el Panteón de Nobles, la Iglesia Superior, la Capilla Gótica de San Victorián, el Panteón Real y el espectacular Claustro Románico. Llegó a ser el monasterio más importante de Aragón en la alta edad media.
- Monasterio nuevo de San Juan de la Peña. Levantado en el Siglo XVII, actualmente alberga el Centro de Interpretación del Reino de Aragón, el Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña y una Hospedería.
Si tenéis la oportunidad de visitarlo, ni os lo penséis. De verdad que merece la pena.
Monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca. Erigido en el siglo XII en el centro histórico de la ciudad de Huesca y considerado Monumento Nacional desde 1885, es uno de los conjuntos históricos más importantes del arte románico aragonés. Además de ser el lugar donde descansan los restos de Alfonso I el Batallador y Ramiro II el Monje (Panteón Real), contiene varios retablos y pinturas de gran valor y un claustro rectangular que conserva casi la mitad de capiteles originales de la época.
También es una tierra de historias y leyendas como “la Campana de Huesca”. Historia de cuando Ramiro II el Monje accedió al trono tras morir Alfonso I el Batallador sin descendencia. Como no era muy respetado entre los nobles del reino, mandó un mensajero al monasterio del que provenía para pedir consejo al que había sido su maestro. Tras la respuesta de éste, decidió terminar con la nobleza. Para ello, convocó las Cortes en Huesca diciendo que quería hacer una campana tan grande que se oyera en todo el reino. Y conforme los nobles llegaban a palacio, los verdugos del rey les cortaban la cabeza. Existe un cuadro pintado en 1880 por el palentino José Casado del Alisal sobre esta leyenda en el que se puede ver al rey Ramiro II el Monje mostrando a algunos nobles «la Campana de Huesca”, formada por 12 cabezas situadas en el suelo en forma de círculo y otra en el centro colgada en forma de badajo. ¡Imaginaos si debió sonar la campana en todo el reino! El cuadro se puede visitar en el Salón del Justicia del Palacio Municipal de Huesca.
En este episodio de mitos y leyendas oscenses no podemos olvidarnos de San Lorenzo, Patrón de Huesca que fue condenado a morir en una parrilla por el Emperador Valeriano I en 258 durante la persecución de los cristianos o San Jorge, Patrón de Aragón, sobre el que se cuenta que ayudó al ejército del Rey Pedro I en la reconquista de la ciudad de Huesca. Aquí os contamos la historia de San Jorge.
Con un pasado así es normal que la provincia de Huesca mantenga un patrimonio histórico artístico de gran valor. Los restos de la Muralla Musulmana de Huesca (siglo IX), la Catedral Gótica de Santa María de Huesca (construida entre el siglo XIII y el XVI), la Iglesia Románica de San Pedro el Viejo (Siglo XII), o el Ayuntamiento Renacentista de Huesca también llamado Palacio Municipal (Siglo XVI), cuya fachada actual cuenta con más de 400 años de antigüedad, son buena muestra de ello.
A pocos kilómetros de la capital se encuentran tres castillos muy interesantes que merecen una visita: el Castillo de Monzón (Siglo X), un castillo de origen árabe con una gran importancia en la historia del Cinca Medio, y dos castillos de origen románico levantados en el siglo XI: el Castillo de Loarre y el Castillo de Montearagón.
A unos 48 km – y sumergido en la Sierra de Guara – se encuentra Alquezar, uno de los pueblos medievales más bonitos que existen. Un pueblo en el que merece la pena perderse por sus estrechas calles y, por supuesto, visitar la Colegiata Santa María la Mayor. Una fortificación de origen árabe del siglo IX.
*Foto: Alquezar ( Quico Gimeno – Flickr)
Un poco más al norte, en pleno Pirineo, encontramos otros dos pueblos de marcado carácter medieval que no os podéis perder. Uno de ellos es la Villa de Ainsa, con su espectacular Castillo, construido sobre restos árabes en el siglo XI (aunque sufrió varias modificaciones en el siglo XVII) y la Plaza Mayor (siglos XII – XIII), una de las plazas medievales más bonitas de España. El otro pueblo del que os hablamos es Graus, una localidad de la Ribagorza en la que destaca su espectacular Plaza Mayor, una plaza porticada de belleza sin igual, el Ayuntamiento Renacentista de la localidad (Siglo XVI) o el Puente Medieval (Siglo XII).
Además, existen otros muchos lugares de gran belleza y una gran riqueza histórico–artística como Jaca, con su Catedral de San Pedro (siglo XII), que forma parte de la ruta del románico alto-aragonés, una ruta de gran valor, o la Ciudadela (siglo XVI), una espectacular fortaleza declarada monumento histórico-artístico en 1951. Otro lugar de incalculable valor es Roda de Isábena con la Catedral de San Vicente (Siglo X), considerada la Catedral más antigua de Aragón y la más pequeña de España. Son todos lo que están pero no están todos lo que son. Y es que son tantas las localidades y los monumentos que habría que visitar en esta provincia que no terminaríamos nunca. 😉
Huesca tiene mucha magia y eso se nota en el turismo. Pueblos típicos del Pirineo como Hecho y Ansó, con construcciones tradicionales del Alto Aragón; la Estación Internacional de Canfranc con casi un siglo de historia; el espectacular Valle de Tena (incluido en la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala-Valle de Tena) con sus dos estaciones de esquí Formigal y Panticosa como elemento dimanizador, las tradiciones del Sobrarbe – como los carnavales – y la belleza natural de sus parques (Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, Parque Natural Posets Maladeta y parte del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara); la Ribagorza con la estación de equí de Cerler, el Parque Natural Posets Maladeta y el siempre espectacular Congost Mont-rebei; los Mallos de Riglos, el paraíso para los amantes de la escalada y otros deportes de aventura; o la Comarca de los Monegros, que cuenta con una gran superficie catalogada como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), son buena prueba de ello.
* Foto: Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Pintafontes – Flickr)
Pero la gastronomía no se queda atrás. ¡La gastronomía de Huesca también tiene mucha magia! En su despensa destacan algunos platos tradicionales como las migas a la pastora o ciertos elaborados de casquería como las chiretas, verduras de la huerta como el tomate rosa de Barbastro o la borraja, reconocidos quesos como los que se elaboran en la Sierra de Guara o el Pirineo, aceites de oliva del Bajo Cinca, pescados como la trucha del pirineo o el bacalao con el tradicional ajoarriero, excelentes carnes como la Ternera del Pirineo o el Ternasco de Aragón, vinos con nombre propio como los del Somontano o dulces para levantar el ánimo como las trenzas, el pastel ruso o las empanadas.
Y para que no tengáis dudas cuando visitéis esta maravillosa provincia, os recomendamos 6 restaurantes en los que podréis disfrutar muchos de estos productos:
Restaurante Saborea: situado en la plata baja del Hotel Tierra de Biescas de la localidad oscense de Biescas, ofrece una cocina que aúna tradición y vanguardia. Dispone de menú de día, menú degustación y carta, elaborados – en todos los casos – con productos de temporada, poniendo un especial cuidado en la presentación. Su oferta de Ternasco de Aragón es muy amplia. Más info aquí.
Restaurante El Origen: ubicado en la Plaza de la Justicia de Huesca – a un minuto escaso de la Calle Coso Bajo – apuesta por una cocina saludable, elaborada con productos de calidad y respetando la tradición. Entre sus propuestas, que incluyen diferentes elaboraciones de Ternasco de Aragón, ofrecen, entre otros, menús de temporada y un menú degustación de cocina tradicional aragonesa. Más info aquí.
Restaurante ABBA Mía: situado en el Hotel Abba Huesca, en pleno centro de la capital oscense, es uno de los referentes gastronómicos de la ciudad. Su oferta incluye un menú diario renovado y una carta elaborada con productos de temporada. Son unos grandes defensores de los productos regionales de gran calidad. Más info aquí.
Restaurante G&M: situado en Siétamo, un pueblo de la Hoya de Huesca muy próximo a la Sierra de Guara, ofrece una exquisita carta con los sabores de siempre, así como sugerencias del día sorprendentes y menús adaptados a diferentes ocasiones. Un buen lugar para disfrutar del Ternasco de Aragón con aires creativos. Más info aquí.
Restaurante La Cocotte: situado en las proximidades de la plaza de Toros de Huesca, ofrece una cocina de mercado de raíces altoaragonesas con una extensa carta de platos que fusionan tradición y modernidad. Podéis disfrutar aquí de la versión más tradicional del Ternasco de Aragón. Más info aquí.
Café Restaurante Mérida: situado en la Plaza Lérida de la capital oscense, cuenta con una cocina tradicional muy particular. En su oferta se pueden encontrar una gran variedad de tapas, raciones, tostadas y bocatas. Más info aquí.
¡Animaos y venid! La magia de Huesca os espera. 😉
*Foto de portada: Castillo de Loarre (Josue Mendivil – Flickr)